La concentración de amoníaco se controla con frecuencia en los sistemas de calefacción y en las aguas residuales industriales. El cloro se emplea para la desinfección de las instalaciones industriales, mientras que el cobre se agrega frecuentemente al agua para impedir el crecimiento de plancton y algas en cubas y cisternas.
La hidracina, por otra parte, tiene propiedades bactericidas y es usada en las calderas para remover el oxígeno disuelto en el agua; el molibdeno previene la corrosión en las torres de refrigeración, mientras que los fosfatos que son utilizados para prevenir las incrustaciones, pueden ser introducidos en las descargas a causa de pérdidas de agua de las calderas.
El sílice es una importante fuente de formación de incrustaciones, mientras que la plata es una sustancia tóxica que debe ser tenida bajo control en todo momento.
Estos y otros parámetros importantes para las centrales eléctricas pueden ser monitorizados tanto en laboratorio como directamente in situ, utilizando un único instrumento, el fotómetro electrónico HI 83212.